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La bandera se acerca a quien quiere tocarla.

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La bandera se acerca a quien quiere tocarla. Jesús Javier Pérez

La bandera de San Cayetano ondea sobre las cabezas goreñas para que comiencen las fiestas

Cristian Pedrosa ha sido el encargado de portar el estandarte del patrón por las calles de Gor

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Miércoles, 7 de agosto 2019

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La villa de Gor se tira a la calle para celebrar las fiestas de San Cayetano y poco importa que se esté transitando por el ecuador de la canícula. Aunque el «libro de las fiestas» dedica algunas páginas a las fechas previas, lo que manda la tradición es que comienzan la víspera de la festividad de San Cayetano, es decir, el 6 de agosto. A las doce del mediodía de este martes el balcón de la casa consistorial se vistió de fiesta con la presencia de las «manolas» (así se llaman aquí las damas de honor), el alcalde, Miguel Molina, y el pregonero de las fiestas, este año José Antonio Reche.

El encargado de llamar a los vecinos para las fiestas este año ha sido el goreño José Antonio Reche, hasta hace poco gerente del distrito sanitario Granada Nordeste. El pregonero compartió con sus vecinos sus experiencias vitales, muchas de ellas relacionadas con el mundo de la sanidad. Mientras, sus vecinos seguían su discurso al amparo de las pocas sombras que brindaban las instalaciones provisionales de las fiestas en la plaza de Gor.

Con los vítores finales del pregonero a San Cayetano y a la propia villa de Gor el turno se acercó para el mozo Cristian Pedrosa Carrión, el encargado de «correr la bandera» este año. La tradición manda que un joven recorra las plazas y calles de Gor con la bandera del santo. En determinados puntos de su recorrido el mozo debe tremolar el pendón sobre las cabezas de los devotos, que instantes antes forman un corro y de rodillas acarician o besan el paño en el que está representada la imagen del patrón.

Cada vez que se lo solicitaron acercó el asta de la bandera a quienes lo pedían para prender cintas en su extremo y con las que se expresa la devoción y el agradecimiento al santo por los favores recibidos. Como todos los años, la bandera incrementó su peso cinta a cinta desde antes de salir de la iglesia hasta casi el final del itinerario. Unas veces las cintas se prenden desde la calle y otras el mozo debe acercar su extremo a los balcones a petición de los vecinos y vecinas que presencian la procesión.

Le acompañaron su madre Milagros, su hermano Alejandro y su padre Rafael, sus tías, sus amigos,.... El padre del mozo bandera veía cumplido en su hijo un deseo de juventud, pues él quiso serlo, pero la tradición se lo impidió al haber nacido en Barcelona. Las normas, por suerte, se han dulcificado con los años y con Cristian se hacía justicia.

Cristian se ofreció en el Ayuntamiento para ser mozo bandera el 10 de agosto del año pasado, en las postrimerías de las fiestas anteriores. Quería portar la bandera de San Cayetano por devoción y, también, por amor al pueblo. El alcalde dio la buena noticia a su madre a finales de junio; lo hizo a través de una llamada telefónica. Las últimas semanas han servido para preparar ese momento junto a Santiago Yeste, el instructor que año tras año da las claves de este oficio efímero a los sucesivos mozos de bandera.

Cristian tremoló la bandera por última vez a las 15:40 horas frente a la puerta de la iglesia. El mozo no disimuló su emoción y orgullo antes, durante y después de cumplir con esta misión. El esfuerzo bajo un sol de justicia se compensó con la sensación de satisfacción y de haber recibido el cariño de sus familiares y amigos.

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