Jesús Javier Pérez
Guadix
Viernes, 30 de marzo 2018, 00:04
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El sargento de la Guardia Civil, Agustín Romero, fue el encargado de imponer al Nazareno, 'El Llavero', las llaves del convento de las Clarisas de Santiago. El Nazareno se ponía en la calle tras su restauración por Mariano Sánchez del Pino. Estrenaba nueva túnica bordada con diseño de Daniel García Romero, ejecutada por el accitano Miguel Ángel Ruiz.
La túnica lleva bordado en su parte delantera las llaves, en referencia al Llavero, en la parte trasera un barco, como símbolo de María Madre De la Iglesia, y a los lados la Cruz de Santiago y las Cinco Llagas, como símbolo de la congregación franciscana.
La Hermandad de las Lágrimas ponía en la calle sus dos pasos, el Soberano Poder, con música de capilla, y el primoroso palio de la Virgen de las Lágrimas. Era la antesala de una madrugada con dos silencios: el Cristo de la Luz y La Obediencia.
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